Charla sobre
el proyecto Bubisher a cargo del escritor Gonzalo Moure
El jueves 20 de noviembre de 2019 nos visitó el escritor Gonzalo
Moure para hablarnos del proyecto Bubisher aprovechando que habíamos leído su
libro El beso de El Sáhara, inspirado en sus variadas visitas a los diferentes
campamentos de refugiados saharauis.
El propio autor afirmó que los libros no surgen solamente de
la imaginación, sino que tienen mucho de las experiencias vitales, y, sobre
todo, de aquellas que más nos marcan, como a él le sucedió con sus visitas a
los campamentos saharauis. Pero, además, los libros vuelven a la vida en cada
lectura y pueden ayudar a cambiar las cosas, por eso escribió varios libros
sobre este tema, que a través del proyecto bubisher ha permitido la construcción
de varias bibliotecas en los diferentes asientos, así como la compra de varias
camionetas que se mueven de campamento en campamento para prestar libros a los
niños.
Nos confesó que el proyecto surgió a partir de una sugerencia
de un niño gallego en una charla como la de hoy, al preguntarle por qué los
niños saharauis no tenían libros. Entonces se le ocurrió la creación de este
proyecto para llevarles la cultura y, así, pudiesen estudiar.
El proyecto Bubisher
Tiene como objetivo la recaudación de dinero mediante la
organización de mercadillos donde los alumnos de los centros que visita para
hablar de sus libros donan libros para venderlos y, con lo recaudado, sufragar
los gastos de la construcción de bibliotecas y la adquisición de bibliobús
–camiones o furgonetas- que funcionen como bibliotecas móviles. Además, las
bibliotecas favorecen el contacto entre los jóvenes y, en algunos casos surge
el amor entre algunos.
Existía un importante inconveniente: el excesivo calor, se
pueden alcanzar los 50 grados, pero con el dinero recaudado en los mercadillos
y las donaciones de las familias que acogen a niños saharauis durante el
verano, se ha podido instalar aire acondicionado en las bibliotecas para que
los niños y niñas puedan leer a gusto.
Junto a la lectura el otro gran pasatiempo de los niños
saharauis es el fútbol, a pesar de que tengan que jugar descalzos y es un
motivo de conversación ya que, una vez terminado el partido se sientan y
conversan relajadamente sobre lo acaecido durante el partido. A esto se añade
que a los chicos les gusta mucho leer libros cuya temática gira en torno al
fútbol.
La charla, la conversación es un elemento esencial para los
saharauis, la jaima es un espacio de convivencia, un lugar acogedor, lleno de
alfombras, cojines, y en torno a una taza de té se convierte en un lugar mágico
donde se cuentan historias.
El pueblo saharaui vive en la hamara, el desierto, parte
situado en terreno argelino y parte en terreno marroquí. Los que pudieron huir
del acoso marroquí se instalaron en terreno argelino, pero otros quedaron
aislados en terreno marroquí por el muro de El Sahara que tiene extensión de
2700 km. Esto provocó la división y el aislamiento de familias. Para evitar que
un bombardeo acabase con toda la población han creado cinco asentamientos.
Todos estos asentamientos están formados por jaimas, la casa tradicional,
construida con piel de camello y cabra.
Su construcción es laboriosa y se tarda alrededor de un año en terminarla. Por
eso, ahora viven en tiendas de campaña. Alrededor de estas se construyen
cuartos de adobe muy simples, con colchones en el suelo para reunirse o es
utilizado por los chicos o chicas para bailar o charlar. En el centro se crea
un espacio de arena donde los niños pequeños juegan. Destaca que las jaimas están
abiertas a otras jaimas, lo que permite a muchos niños convivir. De hecho, hay
un dicho saharui que dice que “duermes donde te coge la noche y comes donde te
coge el hambre”.
Por lo tanto, la hospitalidad es uno de los rasgos más
destacados de este pueblo, y este comportamiento se debe a que esperan de los
demás un trato recíproco. Respecto a la lengua que hablan, utilizan un dialecto
oral del árabe, llamado hasanía, mientras que para la escritura y el estudio lo
hacen en árabe clásico. El español es la segunda lengua.
La mayoría creen en Dios, rezan cinco veces al día, pero no
son tan practicantes, rezan íntimamente, no en grupos. Y muchas veces, con sus
rezos lo que hacen es agradecer a la naturaleza que les proporcione alimento a
sus animales, principal sustento alimenticio del pueblo.
Ya llevan cuarenta años viviendo como refugiados. España,
cuando abandonó esta zona permitió que Marruecos ocupará ese territorio y,
posteriormente, derrotaron al pueblo saharaui. El problema, en lugar de
solucionarse, se ha ido enquistando; el gran problema es que no se ha permitido
la realización de un referéndum sobre su independencia y la situación continua
igual.
A pesar de todas las carencias y necesidades: la electricidad
está empezando a llegar ahora a los asentamientos gracias al uso de placas
solares, o el agua, bien escaso, que les llega a través de camiones cisterna
que llenan los depósitos de agua allí instalados, el amor lo palia todo, los
saharauis aman su país y se ve muy bien en los niños que vienen a España,
acogidos por familias que colaboran con las diferentes ONGs. A pesar de las
mejores condiciones de vida que encuentran en nuestro país, siempre quieren
regresar a su pueblo, y es que para ellos es mucho más importante el contacto,
la relación, la complicidad con los demás que cualquier bien material.
Si bien la mayoría de los saharuis viven en los campamentos
-160000- en su propia haima, hay unos 20000 nómadas que se van moviendo por el
desierto.
Llama la atención que la mujer saharaui tenga más libertad que
las mujeres españolas. No existen las bodas por compromiso, las chicas se casan
libremente. La edad media a la que se casan las mujeres es los veinticinco años
y pueden repudiar a su marido y, dado este caso, el marido debe abandonar el
hogar con lo puesto. Esto ha ayudado a que no haya violencia doméstica. En
cambio, la homosexualidad no está bien vista, a pesar de que existan
homosexuales.
Finalmente, hay que destacar que viven de la ayuda
humanitaria proporcionada por la ONU, así como de la de las familias de acogida
que les envían dinero, alimentos y ropa.
MERCADILLO SOLIDARIO
El IES de Candás y la Biblioteca Pública
de Candás han participado el sábado 13 de febrero en un mercado solidario de venta
de libros. Los fondos recaudados serán donados al proyecto de colaboración
Bubisher con el fin de ayudar a la población de los campamentos de refugiados
saharauis en la adquisición de bibliobuses.
“En el desierto, el bubisher
es un pájaro que trae la buena suerte. En los campamentos de refugiados
saharauis, el bubisher es también
una red de bibliotecas y bibliobuses abiertos a toda la sociedad saharaui.
Cuenta con tres bibliotecas y otros tantos bibliobuses que trotan por la
inhóspita hamada, generando allí donde van un oasis de cultura”.
PROYECTO BUBISHER
El “bubisher” es
un pequeño pájaro del desierto, cuya llegada anuncia las buenas noticias. Este
pájaro, que soporta las altas temperaturas de la Hamada, tiene una
larga tradición oral en el acervo del pueblo saharaui.
El
Proyecto Bubisher es una red de bibliotecas y
bibliobuses que
se dirige a la población de los campamentos de refugiados saharauis (en los
alrededores de Tinduf-Argelia), situados en la parte más inhóspita del desierto
del Sáhara.
Desde
1975, los saharauis han defendido el español como un rasgo distintivo de su
identidad nacional, y es su segunda lengua oficial después del hassanía.
El
proyecto nació del deseo y la necesidad de reforzar y recuperar la
enseñanza del español y
para ello se centra en los siguientes objetivos: llevar libros a los niños y a
adultos, fomentar la lectura en las escuelas, crear clubes de lectura,
colaborar con los maestros en las escuelas y formar monitores capaces de
transmitir a la población joven el deseo de aprender.
La
idea es proporcionar acceso a la cultura y al conocimiento a un pueblo abandonado por la comunidad
internacional. Se potencia la interculturalidad, así como su patrimonio cultural sobre la
base del español como lengua común.
Como parte de esta colaboración,
el escritor Gonzalo Moure, miembro de Bubisher, dio una charla a los alumnos de
1º y 2º de la ESO
del IES Candás.
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